miércoles, 16 de diciembre de 2009

Obligatoriedad de la Facturación Electrónica

Siempre me ha gustado decir – principalmente con el ánimo de generar espacio para una sana polémica – que no me gustaba la obligatoriedad de la facturación electrónica. Eso parecería una locura viniendo de alguien que se ha dedicado por años a este tema y que sabe que la obligatoriedad puede llegar a ser un aspecto muy relevante en el desarrollo de este tipo de negocio. Sin embargo, no es descabellado tratar de evitar la obligatoriedad y a continuación les explicaré por qué, destacando las tres razones principales en mi opinión:


  1. Cuando una empresa es obligada a facturar electrónicamente, el proyecto de implementación, que podría haberse convertido en un proyecto estratégico para la compañía – en caso de que hubiese sido espontáneo –, en el cual se privilegiasen los beneficios logísticos, económicos y comerciales, entre otros, termina convirtiéndose en un proyecto obligatorio, supervisado íntegramente por el área Tributaria de la empresa. No es mi intensión menospreciar las funciones de esta área – al contrario, pues su misión es velar por el cumplimiento estricto de las operaciones en todo lo relacionado con la tributación y eso es más que importante – pero simplemente el proyecto se desvirtúa y en muchos casos se pierde el foco sobre los que deberían ser sus principales objetivos.
    La obligatoriedad expresa los objetivos del Fisco y que hay de los objetivos del contribuyente?
    Claro está que comenzado el proyecto, un buen equipo de consultoría es determinante para transformar esta visión interna de la empresa y darle una mayor importancia estratégica, pero esto en muchos casos no sucede, debido a la dinámica de este tipo de proyectos, a las exigencias del cliente, del Fisco y a los cronogramas estrechos.
    Inclusive, analizando el proyecto desde su misma génesis – la venta del mismo – ya es posible vislumbrar una situación complicada. Al ser obligatoria la facturación electrónica, cuando el equipo de ventas del proveedor de la solución entra en acción, tendrá que enfrentar a una contraparte que no está dispuesta a pagar por “la diferencia” entre una excelente solución de facturación electrónica y otras soluciones simples, pero que hacen lo que el Fisco exige. Conclusión, los clientes terminan eligiendo las soluciones más baratas y después… ya veremos! Muchas veces ni siquiera es posible conversar sobre esto con las personas dentro de la empresa que podrían ver claramente la importancia estratégica del proyecto, ya que éstos simplemente no están invitados al proceso de selección.

  2. La segunda razón es la velocidad con la que debe avanzar un proyecto de facturación electrónica cuando es obligatorio – muy alta! -. Resulta que es casi imposible establecer una estrategia de obligatoriedad que no arrastre a miles de contribuyentes en forma masiva, lo que genera una dificultad importantísima y radica en que no habrá suficientes profesionales de consultoría disponibles para atender a todos los potenciales clientes que una iniciativa de este tipo podría generar.
    Esta dificultad puede parecer apenas un problema saludable para los proveedores de soluciones – hay más mercado de lo que ellos podrían abarcar y eso siempre parece ser bueno – pero resulta que esto también estimula la aparición de proveedores se soluciones demasiado simples y hasta malas, las cuales serán inevitablemente adoptadas por miles de clientes – motivados por sus bajos costos –. Esto a su vez generará dificultades en la implementación y en la entrega de los proyectos, generando insatisfacción en el mercado, desmotivación de los clientes y finalmente, lo que es peor, resistencia masiva a adoptar este tipo de soluciones y fuertes críticas al Fisco.

  3. Y finalmente, como último motivo por el cual no me gusta la obligatoriedad, podemos destacar que existen suficientes motivaciones en el mercado privado para adoptar espontáneamente este tipo de soluciones. Los contribuyentes, como ya hemos explicado anteriormente, detectarán los beneficios del proyecto, dependiendo de las características propias de su negocio y establecerán un ritmo adecuado para la adopción de esta tecnología. Los ecosistemas de negocios ejercerán su fuerza natural y los proveedores tecnológicos ajustarán sus soluciones para hacerlas más atractivas, económicas y viables, para todo tipo de contribuyente.